miércoles, 10 de febrero de 2010

Sueño

La resaca

El sol entraba por la ventana muy fuerte, entraba perpendicularmente, lo podía sentir a pesar de tener los ojos bien cerrados, lo sentía a través de los parpados. No quería abrir los ojos esta mañana, la cabeza me dolía un poco y me sentía algo incómodo durmiendo, sentía la estrechez de mi colchón en el suelo, me sentía ardiendo a mí mismo, me imaginaba que así debería ser el infierno, como una mañana de resaca. Era el infierno. Hacía mucho calor a pesar de estar desnudo. Pensé que debería abrir las ventanas. En la calle la nieve cegaba al reflejar el sol. Podía sentir las plantas de mis pies ardientes y es por eso que los sacaba de cuando en cuando, entre las frazadas y los apoyaba en el piso. Me dolía el cuerpo de sólo cargar en mis espaldas las frazadas gruesas de plumas, vestidas de azul esa mañana y la noche anterior. Aún, sin abrir los ojos, trataba de recordarme e identificarme. Quería ordenar mis ideas esta mañana y recordar lo soñado la noche anterior, y quería hacer todo eso a ojos cerrados; es un buen ejercicio para el cerebro, me lo había enseñado mi padre: “Siempre, Víctor, al levantarte cada mañana, trata de recordar lo que has soñado la noche anterior, es muy importante. Y nunca prestes atención a los sueños que tengas mientras duermes en el día o en la noche, los más importantes sueños son los de la mañana”, era lo que mi padre siempre decía y es lo que yo siempre hago hasta ahora. Por eso sin abrir los ojos trataba de recordar. Empecé a sonreír de todo lo que se me venía a la mente, empezaba ya a reír casi.- He soñado toda la noche que estaba soñando – me decía a mí mismo, mi mismo. Y seguía sonriendo. - ¿Pero, qué había soñado en mi sueño?... ¡Lo recordé! Soñé que estaba soñando con Antoine -

Sueño:
Antoine estaba durmiendo casi desnudo a mi costado, en mi pequeño colchón, en el pequeño rincón sobre el suelo, en el octavo piso del albergue de estudiantes extranjeros. Volví a sonreír, y decidí voltearme en la cama hacia la pared para abrir los ojos, no soportaba el reflejo de los rayos del sol en el gran espejo al lado de la puerta, por eso decidí voltearme de cara a la pared, y así lo hice, abrí un ojo con mucha dificultad, y allí estaba la cara de Antoine recostada sobre mi almohada. Me volví a voltear, y pensaba que estaba soñando que estaba despierto me decía a mí mismo “¡Despierta, Víctor, despierta…! Y siento el brazo de Antoine en mi hombro y lo siento pesado, me incomoda y quiero despertarme lo más pronto posible, pero pienso que no debo hacer nada y no hago nada, que ya despertaré de este sueño ilógico, de esta casi pesadilla sin pies y sin cabeza. Así que decidí cerrar bien los ojos para poder despertar. Sigo durmiendo hasta que siento en mis piernas la pierna de Antoine y pienso que estoy en una mucha más incómoda posición, pero decido no hacer nada, decido simplemente seguir durmiendo y cerrar bien los ojos para despertar. Entre el sueño y la vigilia llegué a perder nuevamente el conocimiento, me entregué de nuevo al sueño para entrar en otros sueños. Ahora sueño que estoy besando el ojo derecho de Antoine y que mi lengua recorre todo el contorno de su ojo y que mojo su ceja poblada con mi saliva para luego volver a recorrer mi lengua. Él está babeando mi almohada, mientras yo continúo pasando mi lengua alrededor de su ojo y sus cejas, y me digo a mi mismo en el sueño; que quiero despertar de este sueño, pienso, - ¿por qué este sueño es tan largo? – Generalmente mis sueños son completamente absurdos. A veces en mis sueños hay caras que nunca en mi vida he visto o caras que veo muy pocas veces, pero ¿por qué este sueño loco con Antoine? al que veo constantemente ya casi cuatro años, desde mi llegada a Rusia. Y, ¿por qué puedo razonar razonablemente en este sueño? Hay muchas preguntas acerca de los sueños en mi cabeza. Me desvía de todas estas absurdas ideas el sonido agudo de un despertador. Vuelvo en sí, por fin llegó el fin de esta pesadilla y pienso que todo nuevamente empieza, no tengo fuerzas y me da flojera abrir los ojos y me da flojera buscar el origen de ese sonido y no quiero escucharlo, me aturde y atormenta, el sonido es muy agudo y acrecienta. Pienso que es este sueño loco que no me deja en paz nuevamente, pero el sonido del despertador se hace cada vez más fuerte y constante, ese pí, pí, pí… ¡ya no lo aguanto! Pienso y decido razonar; pero ¿de dónde es ese despertador? Es que yo no tengo despertador, mi celular vibra. Decido abrir un ojo en dirección a lo que parece ser el origen de ese desquiciado sonido y veo que viene desde la silla que está al frente del gran espejo; donde están colgados unos pantalones negros. Me levanto desnudo y aun ebrio hasta la sangre, cojo el celular entre mis manos y veo que es un teléfono celular Nokia muy ligero. No entiendo, pero parado no puedo razonar bien, y ni siquiera me imagino ¿de quién es el teléfono celular y ni cómo llegó a parar hasta esos negros pantalones y cómo llegaron a parar esos pantalones a mi silla? Luego hago un esfuerzo y pienso, esos pantalones no son míos, es imposible que sean míos. Miro el colchón y veo a Antoine durmiendo y por inercia tiro el teléfono a la cama y él lo coge entre sus manos abriendo los ojos y pregunta:- ¿Qué pasa? –Lo preguntó con una voz de ultratumba. Empezó a maniobrar su aparato celular y pude ver sus ojos, que están rojos y más pequeños, sus cabellos despeinados y alborotados en todas direcciones. Yo voy al armario para buscar mi bata; la encuentro y me la visto. Le digo:- Nada, sólo quería ir al baño –Y salgo de la habitación cerrando la puerta, para ir al baño y luego preparar té con canela de Perú.

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