jueves, 25 de noviembre de 2010

La historia de Gregorio

-“Ella lo quería de verdad, no sé porqué, pero todo el mundo en la facultad sabía que ella quería estar con él, pero no quería que fuese pasajero, quería un amor eterno de fantasía. Y él también lo sabía, pero a él no le importaba mucho, él era uno de los chicos más populares de la facultad de arquitectura. Un día estuvieron en casa de un amigo de la universidad también y fue casi toda la gente de la facultad, una amiga la había convencido para ir a la fiesta, porque ella no era mucho de acudir a las fiestas donde por lo general terminaban todos ebrios y ellas siempre con la ropa interior en las carteras. Así que todos fueron y todos se emborracharon, pero, así, hasta morir, hasta quedar ensalada ¿entiendes? – Dirigiéndose a Vacya – luego cada cual se fue por su lado, todos a sus casas, hubieron muchas parejitas esa noche, pero el pata se fue a su casa solo y ella también fue a su casa sola. Ella lo había estado mirando toda la noche buscando una respuesta,buscándole la complicidad, y él lo sabía, él había notado que ella lo había estado mirando toda la noche – Gregorio hizo una pausa y bebió un poco más de cerveza – continuó… Él llego a su casa y llegó con una bolsa con más cerveza, y decidió llamarla por teléfono, y la invitó a su casa, ¡prikín! – - ¿Y, qué pasó? ¿Ella fue? – preguntó intrigado Vacya. Yo no decía nada, simplemente escuchaba atentamente y sentía mucho morbo, estaba muy excitado por esa historia. - Sí, ella fue – continuó Gregorio – y llego a su casa y él de frente la empezó a besar y la llevó hasta el cuarto de baño y cerró la puerta, sin soltar la cerveza la desnudó, la besaba y a ella no le importaba el pestífero hedor de su cuerpo, el mal aliento que despedían todos sus jadeos, la besaba, intentando hundir su lengua en toda su cavidad bucal, y volvía a ingerir más cerveza. Ella estaba feliz, dispuesta a soportarlo todo tomó también una cerveza, bebía a borbotones y el mal aliento desapareció, pero tenía mucho miedo, pero igual, ella también ya estaba un poco mareada…
- ¿Y se la tiró? – volvió a preguntar Vacya.
- Sí, se la empezó a tirar parado en el cuarto de baño y ella empezó a sangrar –
- ¿estaba virgen o qué? – preguntó esta vez Tanya ya un poco más interesada en la historia. Yo seguía sin decir nada y seguía escuchando atentamente.
Gregorio continuó:
- Ella sangraba bastante y lloraba, pero aguantaba, lo que pasa es que estaba bien
enamorada. El cuarto de baño estaba lleno de sangre, la sangre resaltaba en la mayólica blanca y luego él terminó, eyaculó y como que le pasó un poco la borrachera, ella tenía los ojos rojos, hinchados, sollozaba y miraba la sangre del piso y ¿Ustedes saben que fue lo que él hizo? – Gregorio preguntó, con una sonrisa malvada. Nosotros sólo respondimos con la cabeza, negativamente y Gregorio decidió darle punto final a su historia:
- Él se puso sus pantalones jeans y fue hasta la cocina, ella sólo lagrimeaba. Él regresó con un trapeador y se lo tiro por la cara y le dijo: “No sales del baño hasta que limpies toda tu sangre, cuando termines de limpiar el baño te vas a tu casa” –

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